CERNUNNOS.
El Dios Cernunnos
Cernunnos era
también dador de vida y amo de lo más sagrado de la naturaleza. Su imponente
cornamenta de ciervo daba muestra de su poder y virilidad. Era el Señor de la
fertilidad y el Amo de los bosques. Para los celtas era el dios de toda la
naturaleza y estaba emparentado con el dios Pan, el sátiro griego. Los animales
tanto terrestres como acuáticos le honraban y lo veían como la máxima figura de
autoridad, ya que los bendecía y les otorgaba la energía necesaria para
sobrevivir en la vida salvaje. Pero así como era dios de la vida y la
naturaleza también lo era de la muerte.
Los celtas creían
que su canto servía a los muertos para tranquilizarlos cuando experimentaban la
angustia de transitar hacia el Otro Lado. Su voz los reconfortaba y los hacía
aceptar su destino. Es Cernunnos uno de los principales dioses de la cosmogonía
celta. Los druidas, un grupo de sabios y filósofos celtas, lo conocían como Hu
Gadarn, el Dios Astado de la fertilidad.
Los celtas lo
conocían también como El Hombre Verde o El Guardián del Mundo Verde. Sus
grandes astas o cuernos también manifestaban la grandeza de la ramificación de
los árboles, los cuales para el dios representaban lo más sagrado de la
naturaleza: eran un símbolo de sabiduría y poderío que todo hombre debía respetar.
Sin embargo, desde lo más grande hasta lo más “insignificante” era protegido
por el dios. Los celtas elevaban oraciones a Cernunnos para que la cacería
fuera fructífera y las cosechas abundantes. El culto a esta figura se extendió
desde Irlanda hasta Rumania.
De manera errónea,
sobre todo por religiones como el cristianismo, Cernunnos fue visto como un
demonio debido a su representación cornuda y un pene grande y erecto. Las
pinturas del siglo XIX en las que se plasmaba a Satanás de esa forma le dieron ese
carácter siniestro y diabólico al dios celta. Es en las Islas Británicas y en
el oeste de Europa donde mayores representaciones de Cernunnos se han hallado.
Casi siempre se le ve como un hombre anciano de larga barba con las piernas
cruzadas, sentado sobre la hierba, portando un torque, una especie de collar
con forma de herradura, en el cuello y una de sus manos, el cual era una pieza
que distinguía a las altas clases de los celtas.
En la otra se ve
aferrando el cuello de una serpiente con cuernos de carnero. Otras
representaciones lo han puesto con cabeza de carnero, como la del Caldero de
Gundestrup, un recipiente ritual hallado en Himmerland, Dinamarca en 1891,
considerado una de las piezas más valiosas donde se recoge el testimonio de la
adoración a este ser. En él aparece rodeado de varias diosas de origen
desconocido. También se han visto otras variantes donde porta una bolsa llena
de monedas o donde alimenta a animales que lo rodean sacando alimento de un
costal.
Se sabe de su nombre
gracias a una pieza hallada en la actual ciudad de París, antes Lutecia en
tiempos de los romanos, en un pilar dedicado al dios Júpiter en el siglo I d.C.
En él se observa a un ser anciano con cuernos y arriba su nombre: Cernunnos. En
esta pieza el dios aparece en combinación con otras deidades celtas y romanas,
muestra de que los romanos absorbieron varios dioses ajenos para la
conformación de su propio panteón divino. En el presente, las religiones
neopaganas —la más notable de ellas es la Wicca— manifiestan una franca
admiración hacia esta deidad reviviendo incluso el culto a ella mediante
ceremonias y cantos especiales.
La escritora
Margaret Murray escribió en 1931 una obra fundamental para conocer los orígenes
de la brujería y la adoración a Cernunnos: El dios de las brujas. En esta obra
antropológica nos sitúa en la figura del dios astado presente en muchas
culturas europeas que practicaban el paganismo antes del arribo del
cristianismo. En esta obra se postula que las brujas de los celtas y otros
pueblos de la Antigüedad adoraban a Cernunnos, cuya figura fue siendo deformada
por el cristianismo hasta representarlo como el macho cabrío que hoy está
asociado con Satán. Sin embargo, la figura de Cernunnos siempre estará
relacionada a la magia y el misterio de los bosques donde aún habita aguardando
la oportunidad de su resurrección.
CERNUNNOS
SEÑOR DEL BOSQUE
Su figura e historia
inspiró a muchos autores de literatura fantástica del siglo XX por sus grandes
cualidades.Tal es el caso del libro de Margaret Murray llamado “El dios de las
brujas“, el cual fue escrito en el año 1931 y relata la historia de Herne, un
cazador quien representa a Cernunnos.
La historia trata de
un dios que lucha para proteger la vegetación y los animales, luego este muere
cuando la tierra se vuelve árida, pero una vez en primavera este renace y
vuelve a ser el gran protector del bosque y de todas las especies.
Aunque, la iglesia
lo considera un símbolo neopagano porque en una de sus pinturas aparece con
grandes cuernos y un pene erecto.
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