HADES DIOS DEL INFRAMUNDO
Hades, en la
Mitología griega, el dios del Inframundo. Hades (el "invisible") era
un hijo del Titán Cronos y Rea. Tenía tres hermanas mayores, Hestia, Deméter y
Hera, así como dos hermanos menores, Poseidón y Zeus. Custodia las almas de los
muertos en su reinado, que también se designa “Hades”, impidiendo su vuelta al
mundo de los vivos. En la Mitología griega Hades (en griego antiguo ᾍδης Hadēs,
originalmente Ἅιδης
Haidēs
o Ἀΐδης Aïdēs)
+ ἰδεῖν (‘ver’),
es decir, ‘el
que no ve’
o ‘el
invisible’)
alude tanto al antiguo inframundo griego como al dios de los muertos y las
riquezas. La palabra hacía
referencia originalmente sólo
al dios; ἐν
o εἰς ᾍιδού (‘en [el lugar de] Hades’)
era una abreviatura para su morada y finalmente el nominativo llegó también a
designar la morada de los muertos.
«Hades» es a veces usado por los
cristianos para referirse al lugar en el que residen las almas que han caído
en desgracia o el lugar similar donde se encuentran los muertos: el sepulcro.
Hades es el dios de la muerte conocido como dios del inframundo. Es el
encargado de controlar las almas.
Era hijo de Cronos y
Rea y tenía cinco hermanos Hestia, Deméter, Hera, Poseidón y Zeus. Tras hacerse
adulto, Zeus logró obligar a su padre a que regurgitase a sus hermanos. Tras
ser liberados, los seis jóvenes dioses, junto con los aliados que fueron
capaces de lograr, desafiaron el poder de sus padres y tíos en la Titanomaquia,
una guerra divina. Zeus, Poseidón y Hades recibieron armas de los tres Cíclopes
como ayuda para la guerra: Zeus una lanza de truenos, Poseidón un tridente y
Hades un casco que proporcionaba invisibilidad al que lo llevase. En la noche
anterior a la primera batalla Hades se puso su casco y, siendo invisible, se
infiltró en el campamento de los Titanes y destruyó sus armas. La guerra duró
diez años y terminó con la victoria de los jóvenes. Tras esta victoria Hades y
sus dos hermanos menores, Poseidón y Zeus, echaron a suertes los reinos a
gobernar. Zeus se quedó con el cielo, Poseidón con los mares y Hades recibió el
inframundo, el reino invisible al que los muertos van tras dejar el mundo, así
como todas las cosas bajo tierra.
Hades obtuvo su
consorte definitiva, Perséfone, mediante artimañas, en una historia que
conectaba los antiguos misterios eleusinos con el panteón olímpico. En muchos
de los tratados de mitología griega no se afirma que Hades y Perséfone tuvieran
descendencia. Sin embargo, en otros se dice que son los padres de las Erinias:
Tisífone, Megera y Alecto.
A pesar de las
connotaciones modernas de la muerte como «maldad», Hades tenía
en realidad un carácter
más
altruista en la mitología.
A menudo se le retrataba más
como pasivo que como malvado: su papel era a menudo mantener un relativo
equilibrio.
Hades reinaba sobre
los muertos, con la ayuda de demonios sobre los que tenía completa autoridad.
Prohibió estrictamente a sus súbditos abandonar sus dominios y se enfurecía
bastante cuando alguien intentaba abandonarlos o si alguien intentaba robarle
alguna de sus presas.
Aparte de Heracles,
las únicas personas vivas que se aventuraron en el Inframundo fueron todas
héroes: Odiseo, Eneas (acompañado por la Sibila), Orfeo, Teseo y Psique.
Ninguno de ellos estuvo especialmente satisfecho con lo que presenciaron en el
reino de los muertos. En particular, el héroe griego Aquiles, a quien Odiseo se
encontró en el Hades (aunque algunos creen que Aquiles habita en las Islas de
la Bendición), dijo: :No me hables con dulzura de la muerte, glorioso Odiseo.
Preferiría servir como mercenario a otro antes que ser el señor de los muertos
que han perecido.
EL HADES MORADA DE LOS MUERTOS
Había varias
secciones en el Hades, incluyendo los Campos Elíseos ( Paraíso o Cielo
cristiano) y el Tártaro (Infierno cristiano). En la mitología romana, una
entrada al Inframundo estaba localizada en el Averno, un cráter cercano a Cumas
que fue la ruta usada por Eneas para descender a él. Por sinécdoque, «Averno» puede usarse como referencia a
todo el inframundo. Los Inferi Dii eran los dioses romanos del inframundo.
Los fallecidos
entraban al inframundo cruzando el río Aqueronte, porteados por Caronte, quien
cobraba por el pasaje un óbolo, pequeña moneda que ponían bajo la lengua del
difunto sus piadosos familiares. Los indigentes y los que no tenían amigos ni
familias se reunían para siempre en la orilla cercana. El otro lado del río era
vigilado por Cerbero, el perro de tres cabezas derrotado por Heracles (Hércules
para los romanos). Más allá de Cerbero, las sombras de los difuntos entraban en
la tierra de los muertos para ser juzgadas.
Los cinco ríos del
Hades eran Aqueronte (el río de la pena), Cocito (lamentos), Flegetonte
(fuego), Lete (olvido) y Estigia (odio). El Estigia formaba la frontera entre
los mundos superior e inferior.
La primera región
del Hades comprendía los Campos de Asfódelos, descritos en la Odisea XI, donde
las almas de los héroes vagan abatidas entre espíritus menores, que gorjean a
su alrededor como murciélagos. Sólo la ofrenda a ellos de libaciones de sangre
en el mundo de los vivos pueden despertarlos durante un tiempo a las
sensaciones de humanidad. Más allá quedaba el Érebo, que puede usarse como un
eufemismo para el Hades, cuyo nombre era temido. Había en él dos lagos: el de
Lete, a donde las almas comunes acudían para borrar todos sus recuerdos, y el
de Mnemósine (‘memoria’), de donde los iniciados en los Misterios preferían
beber.
En el antepatio del
palacio de Hades y Perséfone se sentaban los tres jueces del Inframundo: Minos,
Radamantis y Éaco. Allí, en el trivium consagrado a Hécate, donde los tres
caminos se encontraban, las almas eran juzgadas, volviendo a los Campos de
Asfódelos si no eran virtuosas ni malvadas, enviados al camino del tenebroso
Tártaro si eran impías o malas, o al Elíseo con los heroicos o los benditos.
ATRIBUTOS
Hades es a menudo
representado sosteniendo un cuerno de abundancia, símbolo de la riqueza.
Aparece pocas veces solo, normalmente al lado de su mujer y con el cetro. Se le
representa con barba, cabellos aspros, igual que Posidón y Zeus. También es
habitual que en sus representaciones aparezca un Gallo, animal que se
sacrificaba para las divinidades ctónicas.
CULTO
Hades, dios de los
muertos, era un personaje temible para aquellos que aún vivían. Sin prisa por
encontrarse con él, eran reticentes a prestar juramentos en su nombre. Para
muchos, simplemente decir la palabra «Hades» ya era espantoso. Dado que los
minerales preciosos venían
de las profundidades de la tierra (es decir, del «inframundo»
gobernado por Hades), se consideraba que tenía también el control de éstos, y
se referían a él como Πλουτων
Plouton (‘riqueza’
en griego), de donde procede su nombre romano: Plutón.
Aunque era un
olímpico, pasaba la mayor parte del tiempo en su oscuro reino. Temido y odiado,
Hades personificaba la inexorable finalidad de la muerte. «¿Por
qué
odiamos a Hades más
que a cualquier dios, si no es por ser tan adamantino e inflexible?», se preguntaba retóricamente
Agamenón.
No era, sin embargo, un dios malvado, pues aunque era severo, cruel y
despiadado, era no obstante justo. Hades gobernaba el Inframundo y por ello era
con mucha frecuencia asociado con la muerte y temido por los hombres, pero no
era la Muerte: la personificación real de ésta era Tánatos.
Cuando los griegos
apaciguaban a Hades, golpeaban sus manos con fuerza contra el suelo para
asegurarse de que pudiera oírles. Animales negros, como ovejas, le eran
sacrificados, y se cree que en algún momento incluso se le ofrecieron
sacrificios humanos. La sangre de los sacrificios a Hades goteaba a un pozo
para que pudiera llegar a él. La persona que ofrecía el sacrificio tenía que
apartar su cara. Cada cien años se celebraban festivales en su honor, llamados
los Juegos Seculares.
El arma de Hades era
un cetro de tres puntas, que usaba para destrozar todo lo que se cruzase por su
camino o no fuera de su agrado, igual que Poseidón hacía con su tridente. Esta
enseña de su poder era un bastón con el que conducía las almas de los muertos
hasta el mundo inferior.
Sus pertenencias
identificativas incluían un famoso casco, que le dieron los Cíclopes y que
hacía invisible a cualquiera que lo llevase. Se sabía que a veces Hades
prestaba su casco de la invisibilidad tanto a dioses como a hombres (como a
Perseo). Su carro oscuro, tirado por cuatro caballos negros como el carbón,
siempre resultaba impresionante y pavoroso. Sus otros atributos ordinarios eran
el Narciso y el Ciprés, la Llave del Hades y Cerbero, el perro de múltiples
cabezas.
HADES EN LA MITOLOGÍA GRIEGA
EL RAPTO DE PERSÉFONE
La consorte de
Hades, y reina arcaica del Inframundo por derecho propio, antes de que los
olímpicos helénicos se estableciesen, era Perséfone, presentada por los griegos
como hija de Zeus y Deméter. Perséfone no se sometió a Hades voluntariamente,
sino que fue raptada por éste mientras recolectaba flores con sus amigas. Hades
amaba a Perséfone tan profundamente que no le permitió salir del inframundo. Su
madre la echaba tanto de menos que lanzó una maldición a la tierra, produciendo
una gran hambruna. Hades engañó a Perséfone para que comiese seis (o cuatro,
según las versiones) semillas de granada, lo que hizo que no pudiese abandonar
el inframundo ni con la ayuda de Zeus. Perséfone supo de la depresión de su
madre y pidió a Hades que le dejase volver a la tierra de los vivos, con la
condición de que pasaría con él un mes por cada semilla que había comido. Cada
año Hades volvía con Perséfone en su carro al inframundo. La hambruna (el
invierno) ocurría en los meses en los que Perséfone estaba con Hades, al
retirar Deméter sus dones del mundo. En la primavera, cuando Perséfone se
volvía a reunir con ella, Deméter hacía que las cosas crecieran de nuevo.
ORFEO Y EURÍDICE
Hades sólo mostró
clemencia una vez. Debido a que la música de Orfeo era tan arrebatadoramente
hermosa, permitió que éste se llevase a su esposa, Eurídice, de vuelta al mundo
de los vivos con la condición de que ella caminase tras él y él nunca intentase
mirarla a la cara hasta que estuviesen en la superficie. Orfeo accedió, pero
cediendo a la tentación de mirar atrás, fracasó y volvió a perder a Eurídice,
con quien sólo se reuniría tras su muerte.
MENTE Y LEUCE
Como su hermano Zeus
y otros dioses antiguos, Hades no era el más fiel de los maridos. Persiguió y
amó intensamente a la hermosísima Ninfa infernal Mente, asociada con el río
Cocito. Una vez, su esposa Perséfone los encontró juntos y, presa de un ataque
de celos, lanzó furiosa a la ninfa al suelo y la pisoteó. Hades transformó sus
restos en la planta de la Menta para que Perséfone no pudiera tomar más
represalias contra ella. De forma similar, la ninfa Leuce, a quien también
había violado, fue metamorfoseada tras su muerte natural por Hades en un Álamo
blanco.
TESEO Y PIROTO
Hades encarceló a
Teseo y Pirítoo, quienes habían prometido desposar a hijas de Zeus. Teseo
eligió a Helena, la secuestró con la ayuda de Pirítoo y decidió retenerla hasta
que tuviese la edad de casarse. Pirítoo eligió a Perséfone. Dejaron a Helena
con la madre de Teseo, y viajaron al inframundo. Hades fingió ofrecerles
hospitalidad y preparó un banquete. Tan pronto como la pareja se sentó, las
serpientes se enroscaron en torno a sus pies, atrapándolos. Teseo fue finalmente
rescatado por Heracles.
HERÁCLES
El último de los
doce trabajos de Heracles fue capturar a Cerbero. Primero viajó a Eleusis para
ser iniciado en los misterios eleusinos. Hizo esto para absolverse a sí mismo
de la culpa por haber matado a sus propios hijos y para aprender cómo entrar y
salir vivo del inframundo. Encontró la entrada al inframundo en Tanaerum.
Atenea y Hermes le ayudaron en la ida y vuelta del Hades. Heracles pidió
permiso a Hades para llevarse a Cerbero. Hades accedió siempre que Heracles no
le hiciese daño, aunque en algunas versiones, Heracles disparó una flecha a
Hades. Cuando Heracles arrastró al perro fuera del Hades, pasaron por la cueva
Aquerusia.
POESÍA HADES/PLUTÓN
El oscuro inframundo
fue su parte,
oscuro fue su carro,
remolcado
por oscuros
caballos, y sentado
en trono oscuro la
justicia imparte.
Su territorio,
sólido baluarte
imposible de huir,
sólo poblado
de quienes por la
muerte hayan cruzado
el río Estigia, bajo
el estandarte
que alto en la barca
de Caronte ondea.
Reino sombrío en el
que no alborea,
y cada muerto es
vagabunda sombra.
Lúgubre dios de vida
clandestina,
supo amar y raptar a
Proserpina,
'Reina de hierro' a
la que nadie nombra.
FUENTES
Wikipedia Consultado
el 3 de noviembre de 2010.
Cultura general
Consultado el 3 de noviembre de 2010.
El Olimpo Consultado
el 3 de noviembre de 2010.
Poesía del momento
Consultado el 3 de noviembre de 2010.
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